16.10.13

Lee Miller ~ La reportera de guerra de la Segunda Guerra Mundial

Hay personas cuyas biografías te llegan de un modo profundo. Sin saber cómo se establece una especie de conexión con ellas aún cuando a su vida y a la tuya solo las haya unido un clic de ratón y un relato. El caso es que se quedan para siempre, puede que con el tiempo más o menos olvidadas en la memoria, pero dejan una huella que hace que te acaben acompañando de una forma misteriosa y entrañable a la vez. Esto es lo que me ha pasado recientemente con Lee Miller, la mujer que se convirtió en reportera de la Segunda Guerra Mundial.

David E Scherman- Lee Miller 1944

Elizabeth Lee Miller vivió una vida intensa y llena de contrastes.
Nació a principios del SXX, en el impronunciable Poughkeepsie (Nueva York) y ya con 20 años se convirtió en modelo de éxito.
Criada bajo la mirada liberal de un padre que creía que cada uno debía dirigir su vida según su propio criterio -siempre que no se perjudicara a nadie- y la mirada casi desesperada de una madre que quería encontrarle un buen marido de mayor, lee disfrutó de una libertad inusual para las niñas de la época. Compartía los "juegos de chicos" con sus hermanos, y que la hiciera feliz que su padre le cortara el pelo "a lo chico" dice bastante de su espíritu.
Era una persona curiosa y ávida de conocimiento; con 7 años se escapó para ver una locomotora, y en general vivía una infancia feliz. Pero esta felicidad se truncó a los 8 años, cuando en casa de unos amigos de sus padres quedó al cuidado de un tercero y éste la violó contagiándole, por si fuera poco, la gonorrea. Semejante experiencia cambió su vida para siempre y no volvió a ser la misma aunque esto no le impidió hacer todo lo que aún estaba por venir.

Creció y un viaje con sus padres al París bohemio y vanguardista de la época la enamoró de la ciudad. Allí decidió que quería ser artista. Sus padres, dejando que siguiera su propio camino, accedieron a matricularla en una escuela de diseño teatral mientras ellos volvían a Estados Unidos. Lee empezó una relación sentimental con el director de esta escuela pero dada la diferencia de edad entre ambos los padres la obligaron a volver a Estados Unidos ya que no entraba en los planes de normalidad que esperaban para ella. 

Su retorno a Nueva York la llevó a convertirse en una top model de la mano de la revista Vogue aunque su vida volvió a dar otro giro. La revista cedió una de las fotos de la modelo a un empresa de productos de higiene femenina. Para la mentalidad de aquella época se montó un escándalo pero pasado el primer agobio Lee se sintió orgullosa de haber contribuido de algún modo a conquistar más protagonismo y libertad para las mujeres. 
Fue durante sus sesiones con Vogue que empezó a interesarse por la fotografía. Estaba familiarizada con ella ya que su padre era un gran aficionado para el que posó en muchas ocasiones. Incluso el psiquiatra lo aconsejó como terapia para superar el trauma de la violación.  
Ya como modelo aprovechaba sus sesiones de fotos para Vogue para aprender técnicas fotográficas e interesarse cada vez más por el trabajo al otro lado de la cámara.

Con este nuevo impulso volvió a París para ser aprendiz del fotógrafo modernista Man Ray a quien finalmente convenció para que la aceptara y de quien se convirtió en amante y musa. Lee inventó la solarización* aunque su invención se le sigue atribuyendo a Man Ray.
Esta relación la llevó a conocer a personajes de la talla de Salvador Dalí, Max Ernst, André Masson, Joan Miró, Jean Cocteau y Picasso, de quien fue muy amiga, posando incluso para algunos de sus cuadros. 
De la mano de Jean Cocteau tuvo un papel en la película La sangre de un poeta.

Con 25 años decidió despegar por su cuenta y de vuelta a Nueva York abrió su propio estudio, con mucho éxito, haciéndose un nombre entre los mejores retratistas neoyorkinos. Sin embargo dos años después dio de nuevo un giro radical a su vida y se fue a vivir a Egipto casada con Aziz Eloui Bey, un hombre de negocios. 
Allí no encontraría la felicidad por las desigualdades a las que estaban sometidas las mujeres; por el clima, por su propio espíritu creativo e indómito imposible de contentar con una vida tan predecible. Quizás simplemente necesitaba encajar las piezas de su propio puzzle y probarse a sí misma que podía tener una vida "normal". Pero la artista que llevaba dentro no consiguió someterse a ese cambio. Incluso metida en ese nuevo registro vital no dejó de fotografiar escenas que tuvieron una gran relevancia en el mundo occidental más tarde.

Tres años después viajó de nuevo a París y conoció allí a Roland Penrose, pintor inglés. Se instaló en Reino Unido siguiendo los pasos de su nueva pareja y allí viviría el inicio de la Segunda Guerra Mundial.

Vogue le encargó reportajes donde se viera a la mujer colaborando y apoyando a Reino Unido en la contienda. Lee empezó a escribir también los textos.
Como todo lo que hacía Lee, su faceta de periodista también fue muy bien acogida. A medida que la guerra avanzaba sus reportajes documentaban la situación sin perder su estilo artístico y casi poético,  tratando un tema bélico y que tocaba tan de cerca era capaz de mantener belleza en sus fotos. Los ecos de sus trabajos llegaron a Vogue de Estados Unidos lo que finalmente le valió ser corresponsal oficial de guerra en la US Army cuando el país americano entró en el conflicto.

Intentaba no ser muy explícita con la violencia reflejada en sus fotos pero poco a poco el contenido se fue recrudeciendo, sus textos fueron mostrando un odio creciente hacia los nazis y una gran animadversión a los alemanes que habían colaborado con ellos. Aún así esto no le impidió que sus fotografías fueran objetivas, al margen de sus opiniones personales. 
Se adaptó asombrosamente bien a las incomodidades sufridas por el ejército americano en su incursión por Europa contra los nazis, se sintió comprometida con su tarea de mostrar la crudeza y el horror de la guerra y para ello supo que tenía que integrarse totalmente. Tan bien se adaptó que pronto hablaba peor que los mismos miembros del ejército al que acompañaba.

Una vez conseguido el fin de la guerra Lee no se quedó únicamente en la imagen de la victoria, la vida que les esperaba a los liberados estaba llena de incertidumbre y miseria y también se encargó de reflejarlo. 

El culmen del horror se produjo al llegar a los campos de exterminio. En Dachau fotografió los montones de cadáveres, consumidos por la inanición y el sufrimiento. La crudeza de la realidad allí existente fue tal que Vogue en Reino Unido se negó a publicar las fotos aunque sí lo hizo la edición de EE.UU.
Su cámara registró todo lo que pasó delante de ella, por crudo que fuera, incluso los suicidios de aquellos que temieron las represalias acabada la guerra, y todo ello sin perder el estilo poético que la caracterizó desde el principio. 

Hasta su venganza al régimen nazi fue elegante. Una vez que llegaron a la casa de Hitler, mientras éste aún vivía refugiado en su bunker, le pidió a David Scherman -compatriota y fotógrafo con el que tenía una relación- que la fotografiase en la bañera del mismísimo furer para quitarse el polvo de Dachau.

Todos estos horrores vividos le pasaron factura. Con el suicidio de Hitler ya atrás y la guerra finalizada volvió a Inglaterra con Roland Penrose donde ahora tuvo que enfrentarse a otra guerra interior. Padeció estrés postraumático. Sufrió depresión, aderezada con ideas de suicidio y para soportarlo mejor empezó a beber; dejó de interesarse por la fotografía porque ahora la moda y otros temas más superficiales se quedaban pequeños. 

A los 40 años se quedó inesperadamente embarazada de Penrose con quien se casó después de divorciarse del hombre de negocios egipcio. Su nuevo matrimonio no la llenaba y su último reportaje lo hizo en 1953. Seguía bebiendo y no era una persona con la que fuera fácil convivir. Su marido tampoco parecía muy dispuesto a servirle de apoyo y buscaba en otras relaciones la felicidad que no le daba un matrimonio que a duras penas se mantenía. Él estaba en un buen momento profesional como artista y Lee quedaba relegada ahora a un segundo plano. Con motivo del nombramiento de Penrose como Caballero del Imperio Británico se bautizó a sí misma -con ironía- "Lady Lee", por el papel de mujer complaciente y entregada a la familia que desempeñaba ahora.

Su espíritu inconformista y rebelde afortunadamente no desapareció y trataba a todos por igual, artistas, aristócratas o sirvientes. Detestaba a los pijos británicos y no soportaba el desprecio de éstos hacia los norteamericanos de nivel medio. 
En una cena elegante uno de los ingleses presentes empezó a hablar despectivamente del estilo de vida de los estadounidenses que se pasaban el día comiendo hamburguesas y Lee, sin decir una palabra fue a la cocina y volvió con una Coca Cola y un helado. 
Este tipo de reacciones por parte de Lee eran habituales en su manifiesto desprecio al esnobismo que mostraban los británicos. Le gustaba provocarles de vez en cuando con actitudes que sabía que de algún modo iban a ser reprobadas por ellos, por ejemplo con el lenguaje malsonante que utilizaba frecuentemente durante su corresponsalía de guerra.

Pudo por fin dejar el alcoholismo a un lado, se dedicó a viajar a países exóticos y siguió viviendo como la mujer de un famoso artista.

Murió de cancer con 77 años, llevándose consigo una vida intensa, emocionante, empañada por su eterna melancolía interior pero exprimida hasta sus más altas cotas.
Suerte que nos quedan sus fotografías. 

Nota: Lamento no incluir más imágenes en la entrada pero todas las fotos que he encontrado sobre Lee Miller o hechas por ella tenían restricciones a la difusión así que todo lo que puedo hacer es dejaros los sitios donde se pueden ver. No tienen desperdicio aunque algunas pueden ser muy crudas para naturalezas sensibles:
-www.leemiller.co.uk Se pueden ver las fotos hechas por ella tanto como las de aquellas otras personas en su vida que también se dedicaron a la fotografía.
-www.onlyoldphotography.tumblr.com 
-En mi propio Pinterest hay una versión reducida para echar un vistazo exprés.
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*Solarización: Procedimiento para invertir el tono de las imágenes, total o parcialmente. Las zonas oscuras aparecen con más luz y las más luminosas como oscuras. Un ejemplo se puede ver aquí.

1 comentario:

  1. Gracias por darnos a conocer una historia así. Se ponía interesante, al llegar a los excesos con el alcohol empecé a ver el fin de su vida y afortunadamente remontó. Lo que sí está claro es que, con un grado de felicidad más alto o más bajo, lo desconocemos, vivir vivió.

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