El jueves por la noche celebramos Halloween. Hubo fiesta en casa, un poco light porque algunos miembros se quedaron k.o. en seguida y la cosa quedó algo descafeinada.
Pero hubo maquillaje de zombie, hubo malos pelos de zombie, hubo decoración de halloween, hubo cena casi a oscuras y hubo alguna historia de miedo pululando entre los platos. Pocas verdaderamente monstruosas porque al final las aprensiones instalaron la censura.
Y hubo postre de halloween.
Como yo sigo en mi cruzada de simplificar las cosas me busqué una receta sencilla y sí, sencilla es, pero el trabajo previo tiene su aquel.
Vía: Pequeocio |
Es tan sencilla como hacer con las naranjas lo mismo que se hace con las calabazas: tallarlas. Luego se rellena de helado y al conge a que se endurezca hasta que sean servidas (La receta original aquí)
Tan sencilla menos cuando te pones a vaciar las naranjas. En la receta no habla de cómo hacer ese paso previo tan fundamental salvo por las indicaciones de usar un cuchillo y una cuchara. Yo no sé qué tipo de naranja será la que se puede vaciar con una cuchara pero las mías desde luego no. Por si alguien en un futuro se anima a probar yo lo hice como sigue:
Con un cuchillo grande corté la parte superior de la naranja (elemental), digamos lo que sería la "tapa de los sesos"; después con uno más pequeño y con punta corté la pulpa siguiendo el borde de la naranja, haciendo una especie de cono invertido, para quitar el grueso de la carne; y después con dos tamaños de vaciadores fui quitando el resto de la pulpa. Primero con el vaciador grande y luego con el pequeño para despegarla totalmente de la parte interior, intentando dejar el interior blanco, mondo y lirondo.
Esta parte fue la más complicada. No hay que olvidarse de quitar también los restos de naranja del interior de la "tapa".
Después con un rotulador dibujé las caras que quería tallar. Aconsejo que las naranjas, si las tenéis en la nevera, las saquéis unas horas antes porque en mi caso, enfrascada con el maquillaje de zombie y demás, no lo hice y estaban húmedas con lo que a veces el tallado iba casi a ojo. Con un cuter bisturí fui tallando las naranjas.
Las rellené de helado de vainilla -no encontré de naranja ni de mango como indica la receta- les puse la tapa, las metí en bolsas de congelación de forma individual y al congelador.
Las rellené de helado de vainilla -no encontré de naranja ni de mango como indica la receta- les puse la tapa, las metí en bolsas de congelación de forma individual y al congelador.
Para alargar un poco más la vida de estas naranjas una vez consumido el helado -entiéndase como una metáfora de resucitar a los muertos de la noche de los muertos-, se lavan, se dejan secar y se les mete una vela pequeña dentro para que sirvan de iluminación.
Desprenden un suave olorcillo cítrico aunque no esperéis tampoco un olor espectacular. Desde luego quedan simpáticas. Al menos así la pelea que se genera tratando de vaciarlas se ve recompensada con algo más que no termina en el gesto de tirarlas a la basura.
Desprenden un suave olorcillo cítrico aunque no esperéis tampoco un olor espectacular. Desde luego quedan simpáticas. Al menos así la pelea que se genera tratando de vaciarlas se ve recompensada con algo más que no termina en el gesto de tirarlas a la basura.
No hay que olvidar que con la vela encendida dentro las naranjas se pueden acabar quemando (aunque es difícil que ardan) así que por favor ponedlas en un lugar seguro y vigiladlas de vez en cuando.
Yo las puse sobre un plato y en un espacio amplio para que no se pudiera quemar nada pero aún así el borde superior se oscureció un poco.
Genial Sandra, que idea tan chula con las naranjas!!!! Eres una artistaza!!!
ResponderEliminarMil besos y feliz semana preciosa
Gracias, guapa! Feliz semana para ti también ;-) Besotes
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